sábado, 26 de diciembre de 2015

ISABEL. ATURULLADA.

La verdad… empiezo a estar perdida con esta palabra.
La escucho, constantemente. La pronuncio, incluso la siento, pero ahora, con más años, no encuentro la definición perfecta para ella. La he perdido.
Viví de verdad y resulto ser una verdad a medias, por no llamarla mentira.
Soñé de verdad y al despertar esa verdad se esfumó.
Sentí de verdad y al volver una esquina ese sentimiento se me quedo enganchado en ella y lo perdí.
Unos me dicen la suya, que no coincide con la de otros, ni con la mía.
Cuantos más paisajes miro más verdades encuentro, distintas y opuestas. Gentes que las defienden por encima de otras que no comparten, y entonces yo me aturullo, y me pierdo, y no se ya cuál es la verdad “verdadera”.
Pienso, analizo y me equivoco. Ya dudo de mi criterio.
Siento y también me equivoco. No sé si de esto dudo.
Quizá el gran error es intentar encontrar esa palabra pura y virgen. Esa verdad que nos aúne, que nos ayude a que todos podamos entendernos. Quizá ese sea el error que cometo. Buscar una palabra con mil definiciones para tratar de encajarla en un solo lugar.
Una palabra con tantas definiciones como voces la pronuncian.
Hoy estoy en un día extraño, donde dudo de casi todo, un día en el que pongo oídos a todas las voces y no me quedo con ninguna. Un día en el que respeto todas esas verdades pero me encojo de hombros y me marcho. Un día en el que dudo…Existen muchas realidades, las que se ven y las que no. Las que se viven y las que se sueñan. Las tuyas y las del otro. Demasiado barullo.
Hoy en verdad, la única verdad tengo, es que la encuentro en todas partes, de maneras tan distintas, que prefiero no pronunciar esa palabra, y lo digo de verdad….

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