sábado, 24 de agosto de 2013

SIN NUDO

ISABEL

Había una vez una niña que no era capaz de atarse los cordones de los zapatos. No era capaz de escribir una frase completa. Tampoco  era capaz de dibujar un caballo que pareciese minimamente un caballo. Pero sin embargo era capaz de volar. Podía volar su cometa horas y horas , muy alto, tan alto que desde abajo solo era un cordón que parecía elevarse a ninguna parte. Lo envolvía en su muñeca suavemente y corría con ella montaña abajo. Había una vez una niña capaz de volar sujeta a un cordón muy largo. Capaz de recordar los nombres de todas las personas que conocía. Capaz de saber lo que guardaban en el corazón tan solo al escuchar sus nombres. Ella creció. Y no aprendió a atarse los cordones de los zapatos, ni a escribir grandes frases, ni a dibujar nada que se pareciera a la realidad . Pero lo verdaderamente extraordinario de esta historia, es que a sus padres eso nunca les importó, y la dejaron  crecer volando montaña abajo.

Cuando la miro a ojos y le susurro mi nombre ella sonríe y me da un dibujo. Y no siempre se que es.

domingo, 11 de agosto de 2013

EL CAMINO MÁS LARGO.


ELISA


Creo que el hombre evolucionado será un  hombre absolutamente sencillo. Pero tenemos que recorrer el camino hacia la sofisticación, hacia lo complicado, hacia lo oculto, hacia la manipulación, tenemos que dejar que la mente se expanda, se recree, y crezca, y lo domine todo para llegar a la humilde conclusión de que todo es absoluta sencillez.

¿Por qué no hacer una pregunta directa para recibir una respuesta directa?
Por miedo.
Nos asusta recibir esa respuesta escueta y sencilla que nos abriría mil puertas y nos llevaría a la paz, aunque no fuera la respuesta deseada. Nos asusta que no se ajuste a lo esperado, y por ello preferimos elegir el camino mas largo, y caminarlo entre luces y sombras. Quizá será más emocionante este camino largo. En él se vive incertidumbre, misterio, duda, emoción, espera… tal vez sea más vibrante que el camino corto, ese que se resuelve con la respuesta sincera a una pregunta directa.

He  dudado mucho tiempo sobre que camino es mejor, quizá no mejor, sino más satisfactorio. Supongo que para cada uno de nosotros habrá uno distinto. Yo viví un tiempo usando el camino corto. Y tengo que reconocer que era un tiempo de valor, donde el miedo no tenía mucho espacio. Ante las dudas formulaba las preguntas concretas y recibía las respuestas directas. Unas veces eran respuestas alentadoras y otras no, y cuando no lo eran esas respuestas negativas me hacían avanzar mas rápido y sentir respeto. Luego vino un tiempo de indecisión y de  miedo, y deje de hacer preguntas directas. Empecé a formularlas dentro de mi cabeza  y responderlas también dentro de mi cabeza dejando fuera a la persona implicada, y dejando que mi mente elucubrara discursos, discursos que rara vez coincidían con la verdad. Y sé que era un tiempo de miedo, por que era el miedo el que me llevaba a no formularlas y me robaba tiempo y luz. Un tiempo de pensamientos enredados, de conclusiones equivocadas y de poner palabras ajenas en las voces de otros. Ahora creo que el miedo va pasando y aunque sigo enredándome en pensamientos con voces ajenas, cada día un poco más la pregunta directa se coloca delante y soy capaz de articularla.

¿Porque no somos capaces de usas sencillamente la verdad? Hasta en la duda, en el miedo, en la incertidumbre, ¿porque no somos capaces? Mostrando esto, esta debilidad, seriamos mas libres, porque no daríamos la opción de que otros nos pensasen y si lo hicieran tan solo se engañarían a ellos mismos.

Elisa ha llegado a casa. Traía una tableta de chocolate negro porque sabe que me encanta. Se ha sentado frente a la venta y apenas sin mirarme ha soltado todo esto. Hablaba y yo solo he escuchado. Cuando el silencio ha sido lo suficientemente largo como para indicarme que había terminado. He formulado mi pregunta:

¿Qué pregunta no te atreves a hacer?