martes, 22 de octubre de 2013

ISABEL. UNA PUERTA.

Hoy he tenido un inmenso cielo azul  para mi sola.

Eran las ocho y media y amanecía. El tiempo ha empeorado y llovía, pero he salido a la terraza. A veces creo que mi terraza es la puerta hacia un lugar mágico y misterioso.  Es por la luz, es una luz especial que le da un toque de irrealidad. El cielo azul y gris de esta mañana me ha hecho sentir única, especial y valiente. Ese espacio consigue que me sienta así muchas veces. He pensado en Elisa,  porque este tipo de cosas son más cercanas a ella que a mi. Pero ahora pasamos mucho tiempo juntas y cada vez tengo mas silencios y ella  tiene mas palabras.

La primera vez que Elisa vino a casa y salio a la terraza se quedo inmóvil, en el centro, en silencio, aunque eso no sea ninguna novedad, y después de mirar al cielo, sonriendo me dijo - Si algún día necesitas una puerta aquí la tienes- Ahora necesito una puerta. Una puerta para salir del miedo, de la inseguridad, del agobio que supone formar parte de esta gran masa asustada, de este grupo que pelea cada día por vivir libremente. Y me gustaría agarrar el pomo, abrirla y marcharme. Por eso he salido a la terraza, a disfrutar de esa luz sutil y diferente, a dejarme llover y mirar por este cielo de Madrid, a sentir,  y agradecer sinceramente tener que despertar a mi hija, abrazarla y llevarla al colegio.

Esa puerta es toda mi casa.

1 comentario:

  1. Precioso Isabel. Los hijos son nuestra esperanza y nuestros maestros, sin ellos la vida pierde mucho sentido y con ellos todo cambia de color. Que todas las puertas se abran a tu sensibilidad...un abrazo

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