martes, 27 de diciembre de 2011

UN ESPECTADOR, COMO EN EL TEATRO.


ISABEL 

A los 14 años decidí ser actriz y Elisa NO. Desde que éramos muy pequeñas yo había dicho que lo sería. Elisa me miraba seriamente, después cerraba los ojos y asentía. Nunca dijo nada. Tan solo asentía con los ojos cerrados. Todavía hoy me pregunto el significado de ese gesto, no he logrado comprenderlo. Cuando estrene mi primera obra de teatro Elisa me abrazo con los ojos cerrados y asintió. A los 14 años decidí ser actriz y Elisa no. Entonces yo comencé a estudiar en un lugar diferente al suyo.
ISABEL. Ahora no estaremos juntas.
ELISA. Tu y yo siempre estaremos juntas.
Nosotras estuvimos muchos separadas.
ISABEL. ¿Porque no vienes a estudiar conmigo?
ELISA.  Porque yo aun no se que quiero ser de mayor.
ISABEL. Pero nos hacemos mayores… algo tendrás que ser.
ELISA. Bueno de momento seguiré siendo yo.
ISABEL. Voy a estar sola allí.
ELISA. Tú nunca estarás sola. A ti no te va a faltar nada en la vida.
ISABEL. Eso tú no lo sabes.
ELISA: Creo que hay personas a las que nada les falta….Siempre son amadas. No se bien porque pero es así, y  creo que tú eres una de ellas. ¡Yo te quiero como no van a quererte!.
Y entonces no supe que contestar.

Llevo un año y medio separada. Al principio no me daba cuenta cuando la gente me preguntaba “¿ahora estas sola?”. Yo contestaba –Si-  La verdad es que era una respuesta automática porque durante todo el proceso de separación nunca he estado sola. He sido muy amada. . He tenido a mi pequeña, a mi familia y a mis amigos. Siempre he tenido buenos y grandes amigos que me han amado. ¿Por qué asocian no tener pareja con la palabra soledad?  Elisa tenía razón. Ella volvió conmigo cuando me separe, aunque no estuviera físicamente a mi lado, Elisa nunca se ha separado de mí.

Con ocho años Elisa y yo discutíamos mucho, era yo quien discutía, Elisa caminaba delante de mi, muy seria, con paso rápido, y yo a la carrera hablaba y hablaba, y cuando habíamos llegado al lugar donde Elisa quería llegar se paraba en seco y me contestaba: --Cuando te distancias de algo tienes más capacidad para reflexionar sobre ello- Bien, ahora tengo más distancia. Creo que algo no va bien con el Amor. ¿Por qué tenemos que vivir en pareja? ¿¿Por qué pensamos que el amor de dos es el más sublime? ¿Por qué creemos que cuando no tenemos pareja estamos solos? ¿ Por qué pensamos que cuando vivimos en pareja no lo estamos? ¿Por qué siento que me he  perdido en la palabra amor? ¿Qué es el amor? Hace año y medio deje de vivir en pareja,  deje de tener una pareja,  deje de ser “amada”… Y  desde entonces he vivido y sentido mucho amor y mucho desamor también.  Al perderlo creo que lo he ganado. No recuerdo el nombre de la película donde escuché esta reflexión. La actriz era Susan Sarandon y le decía a otro personaje.- ¿Sabes porque nos casamos? ¿Sabes porque creo que nos empeñamos en compartir la vida con una persona aunque algunas veces esto nos haga felices? Porque necesitamos tener un testigo, un espectador de nuestra vida. Alguien mirándonos constantemente. Alguien que certifique nuestra existencia, que la comparta día y noche, y que  con su mirada y su presencia la haga real y valiosa, un espectador de primera fila- Creo que hay mucho de eso en las uniones que establecemos. Al convivir te sientes protagonista de tu vida porque hay otro que la mira, como en el Teatro. Si no hay nadie, “nadie” como  solemos entenderlo, “nuestra pareja”, ¿Qué pasa? ¿Hay vacío? ¿Inexistencia? Pienso que todo esto nos influye. El Amor es más amplio. Nuestras vidas necesitan ser vividas plenamente, manifestar el amor en todo el esplendor que representa. Creo que nos hemos perdido… no es que no valore el amor de dos, pero creo que se ha convertido en una  palabra pequeña  en la que nos refugiamos, y al hacerlo nos perdemos lo que realmente representa. El amor es amplio, extenso, libre,  generoso, puede asentarse sobre muchas personas diferentes, puede asentarse sobre el universo entero. Si no estas metido en esa pequeña parcela de amor de dos,  parece que estas fuera de él,  que estas solo,  ¿resulta extraño verdad? Desde que  perdí a mi pareja, siento que el amor es otra cosa.  Se espera que tenga otra pareja, que me enamore, que conviva con alguien, que ame. Pero es que yo ya amo, yo ya convivo con alguien, yo ha estoy enamorada… Estoy enamorada de la vida,  estoy segura de que volveré a enamorarme de un hombre,  pero no se si volveré a convivir con alguien.  Desde luego no quiero perder el tesoro tan hermoso que he encontrado: El amor es algo más. Estoy segura de que sabéis de lo que hablo. Cuando se lo cuente a Elisa cerrará los ojos y asentirá, estoy segura.


sábado, 17 de diciembre de 2011

CUIDANDOTE

Para la mujer que me hizo los dos regalos más importantes y maravillosos de mi vida.
Para Calixta.

viernes, 2 de diciembre de 2011

LA SABIDURÍA DE LAS ARENAS


ELISA

CUENTO SUFÍ. LIBRO, LA SABIDURÍA DE LAS ARENAS. OSHO


Un arroyo, desde su nacimiento en las lejanas montañas, después de atravesar todo tipo de paisajes, alcanzó por fin las arenas del desierto. Igual que había cruzado todas las demás barreras, el arroyo trató también de cruzar esta, pero se encontró que en cuanto se adentraba en la arena, sus aguas desaparecían.
 Sin embargo, estaba convencido de que su destino era cruzar ese desierto, y de que a la vez no había manera de cruzarlo. Entonces una voz oculta, que salía del mismo desierto, le susurró: “El viento cruza el desierto, e igualmente puede hacerlo el arroyo”.
El arroyo objetó que estaba arremetiendo contra la arena, pero que sólo estaba siendo absorbido; que el viento podía volar y  que gracias a ello podía atravesar el desierto.
“Arremetiendo, de tu manera habitual, no podrás atravesarlo. Desaparecerás o te convertirás en una marisma. Debes dejar que el viento te lleve a tu destino.”
“¿Pero cómo puede esto suceder?”.
“Dejando que el viento te absorba”.
Esta idea no era aceptable para el arroyo. Después de todo, nunca antes había sido absorbido. No quería perder su individualidad, y una vez que la hubiese perdido, ¿cómo iba a saber si podría volver a recuperarla?
“El viento”, dijo la arena, “cumple esa función”. Evapora el agua, la transporta a través del desierto, y después la vuelve a dejar caer. Al caer en forma de lluvia, el agua se vuelve a convertir en un río”.
“¿Cómo puedo saber que esto es verdad?”
“Así es, y si no me crees, no podrás convertirte más que en un cenagal, e incluso eso te costará muchos, muchos años; e indudablemente no es lo mismo que un arroyo”.
“¿Pero, no puedo seguir siendo el mismo arroyo que soy hoy?”
“No puedes seguir así en ninguno de los casos”, dijo el susurro. “Tu parte esencial es transportada y vuelve a formar un arroyo. Tú recibes el nombre que tienes, incluso hoy, porque no sabes que parte de ti es la esencial.”
Cuando el arroyo escucho esto, comenzó a resonar un cierto eco en sus pensamientos. Débilmente, recordó un estado en el cual él —¿o era una parte de él?— había sido sostenido en los brazos del viento. También recordó —¿lo recordó?— que esto era lo que realmente había que hacer, aunque no necesariamente lo más obvio.
Y el arroyo hizo ascender su vapor hacia los acogedores brazos del viento, que suavemente y con facilidad le llevaron hacia arriba y a lo lejos, dejándole caer suavemente en cuanto alcanzó la cima de la montaña, muchos, muchos kilómetros más allá.
Y como había abrigado sus dudas, el arroyo fue capaz de recordar y grabar con más fuerza en su mente los detalles de la experiencia.
Él reflexionó. “Sí, ahora he conocido mi verdadera identidad”.
 El arroyo estaba aprendiendo. Pero las arenas susurraron: “Nosotras lo sabemos, porque lo vemos suceder un día tras otro y porque nosotras, las arenas, nos extendemos desde la orilla del río por todo el camino hasta la montaña”.
Y por eso se dice que el camino por el que el arroyo de la vida tiene que continuar su viaje, está escrito en las arenas. 
 

A raíz de mi separación, a raíz de una experiencia dura, transformadora, una experiencia que no permite continuar donde estabas, que hace temblar y caer los cimientos de tu vida, a raíz de experiencias así, todos nos movilizamos. Yo decidí hacer las cosas de otra manera, buscarme después de ello, descubrir quien era yo realmente, no mantenerme en el recuerdo del un pasado que ya no estaba, no obligarme a permanecer en un ser que tal vez se había quedado atrás. Yo quería que ese cambio hiciera mella en mi vida, quería dejarle pasar, actuar, quería que no fuera en vano. A veces a raíz de una experiencia dura nos removemos lo hacemos durante un tiempo, pero el ser se asusta, se acomoda y con suavidad y discreción, sin que apenas lo notemos vuelve a donde a estaba. Y entonces la experiencia apenas sirve, la oportunidad se queda en un pequeño aliento y te preguntas si ha merecido la pena. Yo sigo atenta cada día, cada instante intento que no me atrape la costumbre y que lo que he vivido, duro, me lleve más lejos, me transforme.

Leo mucho a Osho, Isabel me lo enseñó. Encontré este cuento en uno de sus libros, y enseguida reconocí en él mi propia vivencia. Y como el arroyo, la esencia de lo que soy permanece. El cambio trajo mucho sufrimiento, como cuando mi madre se fue, pero en ambos casos han sido un regalo del cielo.





viernes, 25 de noviembre de 2011

MATRIX

ELISA


Llevo mucho tiempo viendo el Matrix. La serie Matrix me ayudo a poner nombre a ese otro mundo que yo atisbaba en algunos momentos.  Ráfagas de clarividencia que tenía en momentos cotidianos de mi vida. Al ver la películas, me sorprendieron… ¿hay más gente que lo ve? Parece que si… y además le han puesto un nombre: Matrix. Llevo dos meses muy revuelta con esto. La crisis, el miedo, la política, el paro, el desastre de nuestra economía, todo lo  que nos cuentan (y se que es así, no digo que no sea real, no me malinterpretéis) toda esta información que nos dan, información que nos equipara, porque ya se sabe que la información es poder, ya no se nos oculta nada, somos todos iguales. Todo esto nos asusta, nos retrae, y nos alienta a hacer cosas para salir de la crisis… ¿pero esas cosas  a quienes benefician en realidad?  Llevo dos meses con la sensación de estar participando en una obra con un papel pequeño, figuración. No he asistido a los ensayos porque lo mío es fácil, no se muy bien ni de que va, ni como se ha ensayado, tan solo el momento concreto en el que tengo que actuar y después salir del escenario, marcharme…. Una sensación extraña… Esta crisis mundial esta dando mucho, mucho que pensar… que pensar “diferente”

Mi amigo Javier colgó un vídeo en Facebook. Un vídeo que os recomiendo. Desalienta, entristece, asusta y, en cierta manera paraliza. Pero creo que no hay nada mejor que conocer la verdad para poder actuar y ser libre. Yo creo en lo que cuenta. Yo creo que la única manera de vivir con autenticidad es sabiendo… defiendo la verdad aunque sea dura, aunque duela, aunque te descoloque y  te haga sentir ignorante. Si la conoces puedes actuar y os aseguro que al hacerlo, al conocerla… solo por el hecho de tener conciencia entras en contacto con tu Nero y comienzas a actuar y a encontrar a los demás.

Os animo a que lo veáis.



miércoles, 2 de noviembre de 2011

EL LADO DERECHO DEL CEREBRO


Elisa me recomienda este vídeo y  me ha emocionado. ¡Me ha emocionado como actriz...! es maravilloso como esta mujer relata su vivencia. Y me emociona como ser humano. "El lado derecho" ojala pudiéramos vivir por unos segundo esa verdad de la que ella nos habla.  Poder sentir la diferencia de la vivencia de cada uno de los lados de nuestro cerebro para poder así ser conscientes de él. A veces creo que mi cuerpo es una máquina de la que se poco. Desconozco como funciona...  lo siento, y  trato de vivirme desde lo que siento mucho más que desde lo que se, aunque no termina de salirme bien. El vídeo me ha aclarado... y me gustaría poder permanecer más tiempo en mi lado derecho... yo soy zurda.





miércoles, 19 de octubre de 2011

EL IMPULSO INVOLUNTARIO



ELISA

Ahora mismo tengo ganas de rendirme.

No estoy luchando por nada. Tan solo quiero ser yo…. Pero aun sin lucha “aparente” siento ganas de rendirme. Quiero dejar de apretar… quiero dejar de esforzarme… quiero dejar de escuchar a mi mente, ella me salva, ella me alienta, me anima, me levanta, me acoge, me dirige, me acuna, me habla, me escucha… ahora solo quiero dejarme llevar. Rendirme  para mí ahora significa sentir, escucharme, estar conmigo y dejar de correr delante o detrás de mi propio cuerpo. Siento eso, sinceramente, ¡ríndete! y creo que si lo hago la vida empezará adarme la mano con mas fuerza. ¿Parece extraño lo que digo?  Sin embargo siento lucidez cuando aflojo, cuando suelto los pensamientos y los dejo desaparecer. Creo que rendirme es la única manera de vencer. Ninguna de las dos palabras me gusta. Quisiera encontrar otras que pudieran expresarme mejor, pero no las tengo… en realidad me gustaría deshacerme de todas las palabras. Rendirse produce miedo. No se debe…. Hay que pelear… rendirse no está bien visto socialmente. Se asocia a fracaso… creo que es éxito.

Hoy estoy… Iba a decir cansada pero no sería cierto. Estoy desorientada. Isabel diría que es la  manera de encontrarse, desorientarse. Que cuando te siente perdido es porque vas a encontrar algo, algo grande y hermoso que te hará ir más allá. Ella me animaría a dejarme, a rendir mi ser. Ella que nunca se rinde.

Es como cuando te lanzan la pelota jugando, instintivamente intentas cogerla, aunque falles, tu  cuerpo, tus músculos actúan solos para recogerla, a pesar de ti.

Cuando éramos niñas nos gustaba jugar en el recreo al balón prisionero… recuerdo que Isabel era muy competitiva, no le gustaba perder… Debías evitar que el balón te diese. Tus nervios y tus cuerpo se compinchaban para evitar que te alcanzara… pero esa mañana Isabel permanecía inmóvil. Los chicos apuntaban y trataban de darle con el balón y ella no se movía. Yo le gritaba  -¡vamos!, ¿que haces?-  El balón parecía evitarla… hasta que le dio, y le dio muy fuerte. ¡Eliminada! Después jugamos a pasarla. Había que coger el balón y pasarlo a un compañero. Una vez más tus nervios y tus músculos se aliaban para no dejarlo escapar, para atraparlo, para intentarlo al menos. Isabel permanecía quieta, el balón pasaba de largo, una y otra vez…. -¿pero que haces? -Vencer el impulso involuntario, rendirme-. Teníamos 14 años. ¡Vencer el impulso involuntario!  Era yo quien solía decir cosas extravagantes. Así aquello fue impactante para mí. Creo que es la única vez en nuestra vida que he visto rendirse a Isabel.

Ahora voy a hacerlo yo… ¿a ver que pasa? 

miércoles, 14 de septiembre de 2011

LA ESTUPIDEZ HUMANA


ELISA

Siento que me atacan y me defiendo… y entonces ataco al otro, y el otro se siente inseguro y  me ataca otra vez, y así una y otra vez, una y otra vez….

Esta mañana el mar esta algo revuelto. No brilla el sol y sin embargo hace calor. La playa está vacía, todo el mundo esta trabajando y los niños ya están en el colegio. Al salir de casa he renunciado a la prisa. Llevo días corriendo detrás de mí y me agoto, ¡¡¡porque estúpidamente soy más rápida que yo misma!!!... A si que hoy voy dentro de mi, dentro de mis pies, de mis zapatos, hoy no voy por delante y mientras camino tengo tiempo para observar… Recuerdo las palabras de Osho: “no mires el punto dibujado en la pizarra,  mira la pizarra” y es realmente mágico lo que produce en mí hacer esto. Se abre el pecho, no hay presión y llega la paz. Os recomiendo que lo hagáis. Mi trabajo está cerca de casa y puedo ir o bien por la playa o por la ciudad. Al llegar a las rocas he decido salir al camino. Me sentía realmente bien. Podía sonreírme… hacerlo sin esfuerzo… y entonces he abierto mis manos y he caminado haciendo una ofrenda… he abierto  mis manos para recibir todo aquello que este para mí. Agradeciendo  todo lo que recibo  del universo. Así he caminado toda la avenida hasta llegar al semáforo de la calle donde está la oficina, con mis manos abiertas hacia el cielo.  Al llegar al semáforo un hombre se ha acercado a mí. Hablaba un idioma que no entiendo. Llevaba un vaso de plástico y me pedía limosna. Yo me he quedado atontada, sus palabras extrañas me han aturdido, y aunque entendía claramente que me estaba pidiendo dinero y yo quería dárselo, me he limitado a sonreír estúpidamente y decir “no” cuando quería decir “Si”. Y el hombre insistía y yo insistía en sonreír estúpidamente. El semáforo se ha abierto y he cruzado dejándole atrás. En el mismo instante que le he dado  la espalda… he entendido… He llegado hasta él con las manos abiertas, abiertas para recibir… y cuando me han pedido, las he cerrado instintivamente. -No puedes abrir las manos si no estas dispuesta a dar, Elisa-  palabras dichas con mi propia voz. Entonces he querido volver y darle, pero sabía que ya no correspondía, para mi, la lección de hoy es reconocer  nos habla la vida. Estar despierta. Tal vez no he reaccionado como debería pero al menos he sabido ver su mensaje. Debo estar atenta, el universo nos habla de manera extraña y la mayoría de las veces,  lo hace con mucho sentido del humor.


Después, en la oficina,  he hablado con él. Con el que se fue. Y no se quien empezó con el ataque sutil con el que nos defendemos, pero después de colgar me he sentido mal. No entiendo porque tenemos que hacernos daño innecesariamente, tal vez el termino innecesario sea tan subjetivo que nos distancia. ¿Porque ante la culpa o el dolor atacamos al otro?. Asumo mi parte de responsabilidad en ello. Quiero quitarme de dentro el dolor que me ha hecho seguramente por torpeza e inseguridad. Isabel diría que no debo dedicar tiempo ni animo a pensar en el porque de las cosas cuando se refieren a él. Supongo que doce años de compartir vida no se olvidan fácilmente. Y aunque aún no he perdonado, intento unir y poner amor y respeto a cada instante que comparto con él. No siempre lo consigo.

Abro las manos…




sábado, 20 de agosto de 2011

¿A VER QUE NOS PASA? ¡VENGA!


ISABEL

Las elecciones que han marcado mi vida nunca las he realizado yo directamente. Bueno…No es del todo cierto, hubo un tiempo que si.  Cuando era niña y adolescente si elegí, siempre elegí. Yo elegí ser actriz  por encima de todo. Yo elegí decir no a todas esas cosas que se supone que deben hacerse por la edad pero no me interesaban. -¡Te lo estas perdiendo! ¡Tal vez pero si lo hago me perderé a mi!- Yo elegí decir no a mi primer amor por puro amor, porque le amaba tanto que ese amor se salía de mi cuerpo y me hacía desaparecer, y ese sentimiento tan profundo me asustó más allá del propio miedo. Es el único NO del que me arrepiento. Elegí separarme de mi primer novio porque le quería y sabía que nuestras vidas se encaminaban  a lugares  distintos,  y él  merecía alguien que le hiciera feliz, como yo. Después creo que comencé a madurar y a conocer el miedo… porque deje de elegir conscientemente. Conocí  el miedo que se tiene cuando eres mayor. No un miedo presente de ¿Qué me pasa? ese miedo que te agarrota las piernas y el estomago, sino el miedo a las consecuencias, miedo no a lo que se vive en el presente, sino a lo que se vivirá en el futuro,  a lo que llega después, a lo que tal vez no llegará  nunca. Cuando eres joven las consecuencias son un mal menor al que no prestas mucha atención. La propia palabra “consecuencia” no representa nada. Pero al hacerte mayor el miedo se transforma, -Piénsalo bien- te dice… ¿A caso no lo he pensado bien ya? Es como si con la edad las opciones de vida se fueran acabando, nos vamos acotando, dejando de arriesgar y debería ser  al revés, tenemos más experiencia, más sabiduría, supuestamente, y esto debería ir dándonos seguridad para arriesgar, para buscar, para movernos, para equivocarnos como cuando éramos pequeños. Pero pensamos que ya no habrá nadie para ayudarnos, que nadie dirá… -no te preocupes, no pasa nada, no es tan importante- Y entonces el miedo te deja pequeño y lo piensas todo mucho, muchísimo Cuando éramos pequeñas Elisa y yo teníamos que ir de excursión. Mi madre nunca me decía si debía ir o no, era yo quien elegía, la responsabilidad era mía. La mama de Elisa decidió hacer lo mismo. -Nosotras no estaremos  en esa excursión para cuidaros debéis firmar vosotras mismas la autorización-  Elisa la firmo al instante, no lo pensó… yo lo pensé “toda una tarde” ¿Porque lo has pensando tanto…. Toda la tarde para firmar un papel? Una tarde era una eternidad…. Una semana esperando a que llegara una excursión era aun más que una eternidad…. Ahora podemos pasar meses, incluso años pensando en algo antes de hacerlo. El miedo nos coloca tantas variantes, tantas posibles opciones en los resultados y  tantas consecuencias que nos paralizamos. Me gustaría recuperar eso, pensarlo un instante, o dos y ya esta…. Acción. Pero no puedo. Elisa es más rápida, actúa. -Es el puro miedo el que me hace ir adelante-…. Tal vez, le digo, pero avanzas… Mi madre murió cuando yo era joven, demasiado joven para perder a una madre. Pero eso me hizo volver a nacer, y al hacerlo volví a comportarme como cuando era niña, y vivír con intensidad, y elegí sin miedo a las consecuencias. Después volví a crecer como lo hice la primera vez, olvidando…me he enamorado y me han dejado.  ¡Siempre que me he enamorado me han dejado!. Amaba tanto que no me daba  cuenta de cuando dejaban de quererme, de cuando la relación se convertía en  otra cosa, y entonces la vida ante mi abstracción actúa y se lleva lo que ya no es genuino y veraz.  Cuando dejo de elegir, ¡tal vez ni siquiera “elegir” sea la palabra correcta! creo que es “vivir presente”, ¡si eso es!. Elegir realmente es “vivir presente” y reconocer lo autentico, lo que conecta contigo. La vida que es sabia, y me quiere, y me ayuda porque recuerda lo tenaz, valiente y contundente que he sido cuando era niña, cuando se esta tan cerca del origen que se recuerda realmente quien es uno… la vida me da tiempo, y cuando siente que me aletargo, actúa. Y me hiere, y me duele y me revelo, pero no puedo más que agradecerle y pensar -a ver si la próxima vez lo hago yo-

He estado unos días con Marichu, una mujer hermosa y fuerte que también ha cuidado a Elisa durante todo este tiempo. Me ha ayudado mucho. Marichu y yo hablábamos de que sería maravilloso que a los 50 años se nos permitiera volver a empezar, como cuando eres niño… Venga a ver que quieres ahora, ahora que sabes, que harías con tu vida… Una sociedad que nos dijera “a los 50 se empieza de nuevo, empieza otra vez, cambia, si no te sientes feliz busca otras cosas, no pasa nada, nada es tan importante, no esta todo hecho, no esta todo vivido, arriesga”. Pero nos dice… ya debes haber elegido tu camino, ya sabes quien eres, ya has vivido buscando, ahora hay que asentarse, ahora hay que recoger lo sembrado, ahora la vida ya esta hecha. La sociedad nos dice eso, es el momento de los jóvenes…¡Y una mierda! Es el momento del ser.  Nos pasamos 50 años distrayéndonos para llegar a donde estábamos cuando éramos niños…. A cualquier parte… ¿A VER QUE NOS PASA?



domingo, 7 de agosto de 2011

EL TECHO DEL MUNDO… EN MIS OJOS

   
“No esta bien recordar demasiado el pasado cuanto tenemos delante el futuro” Lobsang Rampa.

- Mira- Elisa me ensañaba un libro pequeño. Lo había encontrado en el patio del colegio y no parecía pertenecer a nadie. O al menos eso fue lo que Elisa me contó. Era un libro delgado.

- ¿Qué es?

- Creo que habla del budismo. Lobsan Rampa. El tercer ojo.

- ¿El tercer ojo?  Teníamos 13 años. Esa misma noche Elisa comenzó a leer el libro. Lo leyó en apenas unos días. Mientras lo hacía no me contó nada. Cuando lo terminó me lo entregó.

- Creo que te gustará, a mi me ha gustado mucho. Iré a Lhasa.

- ¿A donde?

- Al Himalaya

- ¿Esta lejos?

- No, esta en mí.

- Ya.

Elisa hacia esto muy a menudo. Parecía hablar en un lenguaje secreto que solo ella entendía, pero que compartía conmigo porque estaba convencida de que yo también lo hablaba . Y con el paso de los años, lo hice. Ese lenguaje nos condujo a un mundo que partiendo del ser de Elisa, nos ha hecho viajar a la parte más hermosa de nuestras vidas.  A mi me ha conducido a un extenso lienzo blanco que no acabo de pintar nunca, porque cuando lo hago se expande. Creo que sin Elisa yo no sería quien soy,  ni estaría como estoy.

- ¿Si está en ti yo no podré ir?

- Lee el libro y luego contesta tú a esa pregunta

Leí el libro en apenas unos días. Y después juntas buscamos otros libros del autor. Conocimos así el budismo, con las enseñanzas de un hombre cuestionado, un hombre del que se dice que nunca estuvo en el Tíbet. Hemos leído mucho juntas sobre él. Tal vez  sea cierto que nunca estuvo allí, sea  cierto que la mitad de sus escritos son ficción, pero consiguió que dos niñas de 13 años miraran el mundo desde otro lugar, buscaran enseñanzas ajenas a lo que tenían a su alcance, y consiguió que Elisa y yo soñáramos con viajar al Tíbet y a cualquier otro lugar más allá de nuestro mundo.

-Yo también iré al Himalaya. Le dije a Elisa

-¿A que ya sabes como ir?

- Si, de momento no necesito salir de casa.

- Está en ti, ¿verdad?

- Si. Pero algún día iremos allí juntas.

- Lo haremos.

Esta mañana Elisa me llamo temprano. Lleva unas semanas extraña. Parece haber vuelto atrás, la siento inquieta… a veces enfadada y a veces triste.

-No puedo dejar de moverme, no puedo estar en paz, mi ser se inquieta, camina, corre en todas las direcciones posibles, se pierde en la maraña de seda blanca y se angustia… Me agoto.  Necesito parar y estar conmigo. No estoy mal, no te preocupes… tan solo necesito viajar a mi,  y silencio. Isabel voy a hacer la maleta y a marcharme… voy a hacerlo… voy a ir a Lhasa... al Himalaya.

- ¿Puedo ir contigo o iras sola?

- Puedes venir conmigo. Tú siempre puedes venir conmigo. Ahora es invierno, es el momento perfecto.

Se que no puedo ir ahora con Elisa. Y ella también lo sabe. No se si Elisa lo hará, no se si hará las maletas, o viajara sin equipaje como cuando eramos niñas. Pero pronto, muy pronto cuando el sol cubra esas hermosas montañas viajaremos allí. Vamos a ir al Himalaya… Vamos a ir a todas partes.

-¿Recuerdas tu cometa?

-Si.

-El día que soltamos su cuerda fue uno de los días más felices de mi vida, aunque  tú  entonces  no pararas de llorar.

-Serás…


lunes, 1 de agosto de 2011

FELIZ AÑO NUEVO, ELISA . FELIZ AÑO NUEVO, ISABEL


 El día 12 de Julio fue nuestro cumpleaños.

Cuando eramos niñas Elisa y yo lo celebrábamos siempre juntas, en realidad lo hacíamos todo juntas.  Era muy fácil porque teníamos los mismo amigos y nuestras fiestas eran muy divertidas, pero ocurría algo desconcertante para nosotras. Algo incomprensible para nuestra mirada de niñas. ¡Siempre nos regalaban lo mismo!

-Uno para Elisa y otro para Isabel-

 -¡Son iguales!-, pensábamos nosotras. Si era un juguete, era un rollo porque no podíamos compartirlo  ¡teniamos el mismo!

- Creo que piensan que si son diferentes nos pelearemos, compararemos y pensaremos que el de la otra es mejor-, decía Elisa.

¿Por qué íbamos a pelearnos?, contestaba yo.

-No lo sé- decía Elisa con cara de asombro.

 Y si era un vestido también era un rollo porque íbamos vestidas iguales. A si es que cuando cumplimos 13 años nos cansamos y decidimos poner una condición para poder asistir a nuestra fiesta..

 -Elisa y yo somos iguales, pero no somos la misma persona… cada una tendrá sus propios regalos, no pueden ser iguales-

 Y entonces todo cobro una dimensión nueva. Ese hecho insignificante e incomprensible para nuestros amigos desvelo un mundo nuevo e interesante para nosotras. Ahora si sabíamos lo que los amigos pensaban de cada una de nosotras, como nos definían, y era sorprendente, porque nuestros regalos no tenían nada que ver, aunque en el fondo se parecieran  mucho. Un año me regalaron una cometa. Me gustó mucho aunque me resultaba difícil hacerla volar. Tenia unos colores maravillosos y cuando volaban parecían que yo iba con ella. Podía imaginar hermosos paisajes desde allí arriba. A Elisa le regalaron un equipo de pintura, un caballete, una paleta y muchos pinceles. Elisa se quedó sorprendida mirando aquello… ¿como? Miraba mi cometa y después su regalo al principio no parecía muy contenta yo temí que pudiera pasar aquello que los mayores pensaban, compararan y se pelearan. Apenas podía respirar esperando la respuesta de Elisa. Y Elisa estuvo mirando aquello durante unos minutos que se hicieron eternos  y despues…  sonrió. Elisa pintó cosas maravillosas, pintaba muy bien.

-Hoy te sientes así- y me mostraba una acuarela llena de colores intensos y era verdad porque así me sentía yo. La  pintura de Elisa que más me gusto fue un paisaje visto desde las alturas.

-Tu cometa vuela alto y yo pinto lo que ve-. Así somos nosotras. Así somos juntas. Iguales en la más absoluta diferencia, tan distintas que nos ayudamos a vivir mejor.

Después nos separamos unos años. No se  que regalos recibió Elisa  pero estoy segura que no serian muy distinto a los mios. Este año pensamos hacer una celebración juntas. ¡Otra vez juntas! Hace ya un año de su separación. Comienza un año nuevo, nuevo de verdad y  Elisa esta bien, y aunque a veces la siento triste, confía, confía absolutamente en la vida. Comienza un año nuevo ella sola. Teníamos que celebrarlo por todo lo alto. Pensábamos viajar, ir a un lugar nuevo, amoroso y excitante, pero una vez más la vida nos dijo No…. Eso no es lo que toca. Y mi trabajo se complicó, mi compañera y amiga se rompe un pie y tengo que sustituirla. En 5 días cambio de personaje y a estrenar. ¡¡¡¿Dios!!!! El día de nuestro cumpleaños estuve toda la tarde ensayando…. Y Elisa conmigo… a mi lado.

-No te preocupes.. tendrá que ser así. Al menos estamos juntas.  Empezamos el año con trabajo y en la Gran Vía. Tu puedes hacerlo y yo te ayudaré.- Y lo hizo, y lo hizo bien. No fue a ver a Samuel, se quedó conmigo. El le envió un maravilloso ramo de rosas rojas y muchos cuidados. Se sentía feliz de saber que él estaba allí a su lado aunque estuviese lejos. Y se nos pasó el día. Tenemos un año más. Empieza para mi un año de cambio a nivel profesional. Y para ella el primer año de su nueva vida, y estamos juntas, como siempre lo hemos estado y seguiremos juntas…. Hasta que la vida quiera.

Hago planes y no puedo cumplirlos, todo sale de otra forma, la verdad es que salen de la manera menos insospechada para mi. Voy a dejar de hacerlos. Voy a dejarme llevar y como dice Elisa.
Si quieres ser un ser nuevo haz cosas diferentes…

Mi regalo de este año: un poco más de libertad… aunque pueda parecer lo contrario.
El regalo de Elisa… aún no lo se… no lo sabemos… pero esta al llegar.

Elisa y yo tenemos un año más aunque cuando la miro pienso que es al revés que descumplimos….

FELIZ AÑO NUEVO ELISA

viernes, 1 de julio de 2011

HE PERDIDO DOS PALABRAS…

ELISA

Podría quedarme mirando el mar…. Siempre. Mi cuerpo está cómodo en esta posición. Las rocas me recogen y descanso en ellas. Mi mirada se pierde en el agua y el silencio, y la soledad del lugar me dan paz. Creo que podría permanecer para siempre así y aquí. Sin moverme, respirando suave, y existiendo con la misma sencillez con la que lo hace el agua, o el cielo, o las rocas que me rodean. Existen, simplemente, existen en presente, un presente eterno que llega del pasado y las convierte en futuro. El paso del tiempo les es ajeno, no ponen energía en permanecer, tan solo lo hacen,  somos nosotros los que definimos con palabras. ¡Si pudiera fundirme con ellos y ser! Las palabras Permanecer y Siempre me han gustado toda mi vida. Sentía que me pertenecían, que estaban en mí, que su energía y la mía eran muy similares. Confiaba en esas palabras, me acompañaban llenas de verdad y realidad. Hoy esa verdad y esa afinidad se han esfumado. Porque después de lo vivido siento que nada permanece… siento que nada es para siempre. Y no me entristece esa pérdida, Permanecer y Siempre ya no tienen la importancia en mí que tenían antes. Porque no han podido sobrevivir en mi vida y en mi realidad. Las siento afines, pero se han alejado. Ahora  la palabra Permanecer no tiene mucho sentido,  nada ni nadie permanecen siempre, y así ha de ser. No es malo…. Es. Siempre tampoco tiene ya la importancia de antes. Porque he descubierto "otra vez" que nada ni nadie es para siempre. Por lo tanto he perdido dos de las palabras que mas me gustaban. Ni siquiera yo soy capaz de permanecer, ni siquiera yo soy capaz de ser fiel a esas palabras. Ahora voy a guardarlas en una botella de cristal y tirarlas al mar. Pero se que el mar me las devolverá una y otra vez, porque no quiere ser el lugar a donde van a parar todos nuestros desechos.

Apenas parpadeo, respiro suave,  y en esta inmovilidad te aseguro Isabel que me siento más viva y presente que nunca.

Si, quisiera permanecer para siempre en este lugar, aquí y ahora. ¿Lo ves? Ya empezamos con las contradicciones.


viernes, 24 de junio de 2011

GRACIAS

ELISA

Hoy quiero dar las gracias. Dar las gracias a las personas que han hecho posible que hoy, pasada la Noche de San Juan, me sienta feliz, segura e ilusionada ante mi vida. Personas que con su compañía, sus palabras, sus silencios, sus ausencias,  sus manos y sus besos, han hecho posible que yo llegue hasta aquí. Dice Aravela que soy fuerte, y Manolo y Candela que soy "Mu grande", pero no es así, soy simplemente quien soy sin más merito que ese, y sin ellos no hubiera podido mantenerme de pie, lo sé. Siempre que he pedido ayuda han estado ahí. Ellos han hecho conmigo esa grandeza. Es la grandeza de todos, la grandeza del amor, de la amistad. Me he sentido muy afortunada por tenerles en todo este proceso. He descubierto el Amor que me rodeaba, el Amor que tenía más allá del amor de pareja y me ha llevado muy lejos. Me ha llevado hasta hoy sana y en paz.  Les quiero, les necesito y les agradezco que hayan querido formar parte de mi vida. ¡Si, os quiero!

Yolanda, Jesús, Kiko, Manolo, Marichu, Marta, La Bódalo, Fernando, Daniel, Alberto, Carmen, Troncoso, Aitor, Estela y a mi otra Estela, Abel,  mi hermana Yolanda,  mi hermano Miguel,  mi padre, Manoli, Andres, a Yolanda la otra mamá,  a mi niña Selene... y sobre todo a tí Isabel,  porque tú si que eres grande...


miércoles, 22 de junio de 2011

QUITAME EL MIEDO


ISABEL

El cuerpo tiene memoria, los actores lo sabemos muy bien. Memorizamos situaciones emocionales a través del movimiento de nuestro cuerpo. La mecánica de la repetición nos ayuda y con ella el cuerpo aprende.  Todos los días a las 8,45 de la tarde, al coger el  bolso que está sobre la silla, su vida se derrumba y ella se hunde y se deja caer al suelo… y es así, en ese instante al coger el bolso, al sentir su mano el contacto con ese objeto, su cuerpo se convulsiona y se derrumba. Sin pensar, sin prepararlo, sin dudar, el cuerpo lo hace. Eso es exactamente lo que estas viviendo tú, Elisa. Llega el primer aniversario, llega el verano y tu cuerpo al sentir el calor,  las noches en la terraza,  recuerda lo vivido el último verano  y te conduce a las mismas sensaciones… no te asustes, déjalo, él revive su verano y actúa. Fueron muchas noches calurosas repitiendo dolor, incertidumbre, descontrol, perplejidad, miedo y abandono… actúa como si te estuviera pasando otra vez, como si fueran a abandonarte de nuevo, como si todas las situaciones desagradables y tristes fueran a repetirse pero no es así, tan solo es la memoria de tu cuerpo físico, no esta ocurriendo, no es el mismo tiempo, no necesitas repetir la experiencia. Simplemente obsérvalo y di  no… y descansa. Di a tu cuerpo; vive este presente, vive ahora...

ELISA

Si. Todo pasa a pesar mío. Me siento triste sin que nada ocurra para ello, vuelvo a sentirme como un año atrás, pero no por el recuerdo, es más real que un recuerdo y se que es imposible, porque estoy bien, porque ya me siento libre.

Este es un verano bonito, un verano donde el sol no me abrasa el alma, un verano donde el calor me llevará a la risa, un verano de helados, de agua, de olas, de montañas, de amigos, de compañía hermosa, un verano de trabajo y vacaciones, un verano con amor… este es el verano que tengo y mi cuerpo debe dejar de repetir una vivencia que ya pasó. Tenemos que observarnos…. Observar cuantas veces actuamos repitiendo sin apenas tener control, repitiendo pasado.  El cuerpo toma el mando y te conduce a lugares y emociones que no son las que en realidad estas viviendo…. Esta noche voy  a salir a la terraza y  al coger el bolso, sonreiré y me sentaré tranquilamente a contemplar las estrellas.

lunes, 20 de junio de 2011

ELISA, EL OLOR DEL FUEGO

      
Nunca he sabido jugar al fútbol, no se manejar un balón con los pies… pero si se hacerlo con las manos. Cuando era pequeña jugaba al  balonmano. Soy zurda y absurdamente el entrenador me colocaba en el extremo izquierdo. No se porque, pero siempre pensé que debía estar en el otro extremo. Se manejar el balón con las manos… tengo fuerza y precisión. Soy rápida, la única pega que veo es que cuando llega el momento de lanzar dudo, me siento cobarde, y eso hace que el gol no llegue…

El campo estaba tranquilo. Durante unos meses la pelota ha estado en mis manos, jugando con el espacio, haciendo malabares para no caer… volando, trasladandose de un lugar a otro limpiamente con precisión, sin tocar el suelo…. Pero de repente la he perdido, ha salido disparada de mis manos…. Tengo que irme después vuelvo…. si

Elisa me llama

Elisa: Se acerca la  Noche de San Juan.  Entonces hará un año que te llame y regresé.

Isabel: Lo se.

Elisa: Hará un año que nos separamos. A veces siento que hace mucho de todo esto, es como si no hubiera existido, como si los doce años se hubieran quedado tan atrás que apenas puedo recordarlos. Otras en cambio, parece que fue ayer… que va a entrar por la puerta y volveremos a estar juntos…. Y eso no es posible. Para mi no es posible. Llega la Noche de San Juan y se echa encima de mí con todo su fuego y su simbología, con toda su magia. Siento el calor de las llamas, y la perdida de mi vida esfumándose con el humo… El eligió esa noche para que lo que no servía de su vida se quedara atrás, y era yo lo que había de quedarse atrás y sí, sentí en lo más profundo de mí el poder de esa magia, el poder de un final…

Isabel: Tenemos que celebrarlo.

Elisa: ¿Celebrarlo?

Isabel: Si. Tenemos que decirle un si grande a la vida, a tu nueva vida, a tu nuevo ser. Elisa tú eres para mi como un ave fénix,  eres la persona más fuerte que conozco, consigues recuperarte siempre de las malas experiencias como si fueran un regalo, como si fuera una suerte haberlas vivido. He compartido contigo los dos momentos más duros de tu vida y siempre te has levantado con una sonrisa y agradeciendo. Tenemos que celebrar esta Noche de San Juan. Saltaremos las hogueras y este año pedirás tú que se lleve lo viejo…¡¡¡ a ver que nos pasa!!!

Elisa: No me siento fuerte.  Estoy triste y extraña, y las experiencias que un día me sirven para  sentirme afortunada, excitada ante la incertidumbre de mi vida, ante el vértigo de lo que esta por venir, ante la absoluta libertad de la que disfruto, otras veces solo me traen  el miedo y  la duda y   la angustia…

Isabel; Si  pero lo hermoso es que lo dejas pasar y enseguida encuentras una razón para sonreír.

Elisa: Mi psicóloga dice que soy muy fuerte.  Ya lo he oído antes. Una buena estructura emocional. No recuerdo como se llama en psicología el prototipo al que pertenezco.

Isabel: ¿Tienes prototipo?

Elisa: ¡Si claro y tú!, soy del que aprende  de todo  y no se derrumba. A veces me siento cansada. Pero no puedo evitar ser así, es algo que está agarrado a mis tripas…

Isabel: Cuando éramos pequeñas apenas te quejabas, siempre comenzabas a caminar dejándome atrás, ¿recuerdas? Yo me enfada pero te seguía y entonces por tu impulso llegábamos a los lugares con los que soñábamos.

Elisa: No se que voy a hacer, me siento enfada y triste…

Isabel: Yo si. Este año saltaremos las hogueras, desafiaremos al fuego y haremos de esta Noche de San Juan una celebración de la libertad y del futuro, del amor por uno mismo y por la vida.

Elisa: Eso parece mío. Pero lo has dicho tú.

Isabel: He hecho trampa, no te he dado tiempo para  pensar.

Elisa: Te quiero.

Isabel:  Y yo.

Elisa: Te mando un foto... espero que te guste.... ¡El ave fénix ha vueltoooo!




martes, 14 de junio de 2011

ELISA: EL DULCE MASAI



El restaurante está al lado de mi trabajo. Es un lugar acogedor, de madera y sol. La comida es muy rica. Llevamos comiendo allí varios días. La primera vez que entramos le encontré al final de un pasillo. Sonreía y hablaba dulcemente con la gente de una mesa. Alto, esbelto, color oscuro…

-Aquí. Ahora os preparo esta mesa-

Y yo sonrío como una tonta… -Que dulce- pienso. Y me descubro  asombrada observándole mientras trabaja. Me gusta como se mueve. Es elegante, parece flotar, deslizarse por el suelo…

-Ya está –  sonríe.

Y le sonrío también,  disimulo mientras mis ojos se quedan pegados  a sus ojos blancos y a su cabeza ¡me encanta su cabeza! Cuando me fijo en un hombre, su cabeza es lo primero que miro. Me gustan. ¡Si! No es tan raro Isabel, me  gustan las cabezas… ¡deja de sonreír!

Nos sentamos en la mesa y me pongo nerviosa. -¿Pero porqué? Seré idiota, ¿qué me pasa?-  Y me descubro una vez más siguiendo sus movimientos, y escuchando su voz mientras nos canta el menú. Estudio su cuerpo con indiferencia ¡¿indiferencia?! Es muy alto y delgado. Elegante, muy elegante. Sus largas piernas, sus brazos largos, sus manos delicadas, sus ojos blancos, su cabeza… -joder… ¿que ha dicho que hay?- Y mi compañera se ríe, y  él me lo repite mientras yo disimulo haciéndome la distraída. -Está esperando a que decida y yo creo que voy a marearme.-  Comemos y nos vamos, y lo hacemos con indiferencia, por supuesto.

Volvemos  a comer. Entramos… vuelve a estar al final del pasillo. Me mira y sonríe o tal vez nos mira a todos y nos sonríe a todos pero para mi solo existo yo… solo a mí…. Es para mí.

-Os preparo esta mesa-  me mira. -¿Se habrá dado cuenta? En fin, no pasa nada-.

Nos dice el menú y esta vez  pido la primera, como si nada, con indiferencia, sin mirarle… apunta y se aleja. Entonces imagino su silueta dibujada en un paisaje, un paisaje caliente y caluroso. Un paisaje de color rojo, de sabor a arena y a sol.  Camina con la elegancia de un Masai, -pienso- lo hace ausente, concentrado únicamente en cada pisada, en esa única porción de tierra,  sin poner intención en lo que le rodea... sin dirigirse a ningún lugar, es como si el paisaje se moviera danzando con su cuerpo, acaricia su vara y camina rumbo……… a mi, joder que viene, y viene mirándome fijamente.

-Señorita-  Y me ruborizo. Y lo peor de todo es  que se da cuenta. ¡¡¡Todos se  dan cuenta!!!!

Como mientras vigilo todo lo que hace, ¿estará pendiente de mí?  Soy tan obvia que se habrá dado cuenta…

Viene con el segundo plato. Intento torpemente colocar mi cubierto sobre el plato para que pueda llevárselo, y él intenta hacer justamente todo lo contrario. -Aquí no cambian los cubiertos… seré idiota- y  él dulcemente me coge la mano, ¡acaricia mi mano! y la dirige para que deje el dichoso tenedor sobre la mesa, y  mi cuerpo tiembla. Siento la sangre subir hacia mi cara, el estomago se encoge bruscamente y temo que el primer plato salga disparado, y me río mientras siento su caricia que se  hace eterna, y miro a mi alrededor... – nadie se ha dado cuenta de que me ha cogido la mano, ¡no, no me la ha cogido, me la ha acariciado!- y sigo como si nada mientras mi cuerpo desea levantarse y tocarle, y sentir el calor que trae de su tierra llena de sol y montañas. Como el segundo plato, dejo de mírarle. -Ya vale, se acabó-

- ¿Postre?

- ¿Qué? Si,  yo quiero la filloa pero sin crema ni nata, solo con chocolate, ¿podrías traerme el chocolate y yo me lo pongo?- se lo explico con la mayor dulzura de la que soy capaz mientras  me mira sonriendo. Se que hará lo que le pido pero se divierte escuchando mis absurdas explicaciones. – Me encanta el chocolate, me encanta…en realidad lo que quiero es el chocolate pero claro tendrás que traerme la filloa… ponme mucho por favor- y pienso -cállate, cállate, cálate ya- pero no lo hago e insisto en lo del chocolate…-Elisa, joder que es negro ¡cállate!

-Eres muy radical- me dice y pienso. –Si, claro que si- y vuelvo a imaginar su cuerpo a través de su ropa, sé que me gusta, y me obligo a comer sin mirarle mientras mis compañeros se ríen porque creen que le gusto al camarero.

– ¿Si de verdad?  ¡No, es que soy muy pesada!-  me levanto al baño  y me cruzo con él y  me mira de arriba abajo. Mira mis pechos y yo siento que podrían salir disparados hacia él. -¿Que pasa conmigo?- pienso en el baño. -A mi el sexo no me provoca estas cosas-. Y escucho a mi vocecita interior…. -Te gusta, te gusta-. Salgo mirando al suelo así solo puedo ver sus zapatos. Terminamos de comer y nos vamos.

-¿Donde comemos hoy?-

Y mi compañera dice; -vamos a comer a donde el dulce camarero-

Y yo sonrío.- Si, me gusta el camarero… pero es simplemente un juego Isabel, ¡de verdad!, no es real-

Entramos y allí  está con su rostro dulce y oscuro, mirándome, si, mirándome a mi, no hay duda ahora lo se. Debe haberse dado cuenta de que me gusta y se aprovecha, bueno y a mí que me importa, que se aproveche.

-Hola-

-Hola- Y me mira como yo le miro a él, ¿le gusto?  Hoy es descarado.  Le miro ruborizada. Mi amiga  dice que ruborizarse es la mejor manera de coquetear, -a los hombres les encanta que nos ruboricemos- dice. Bien, pero es que yo me ruborizo sin querer, no para conseguir ligar.

El avanza hacia la puerta de la calle y  observo como camina. Y vuelvo a verle rodeado de montañas, tierra y sol, tembloroso por el viento caliente… se aleja con sus pasos dulces y su movimiento… ese movimiento que parece no tener tiempo ni lugar, parece perdido en un mundo irreal... y entonces se vuelve y me pilla desprevenida, me mira diciendo -¿lo hacemos? - Y yo siento- ¿Por qué no?-  y creo que voy a marearme, ¡demasiado directa! ,  siento como la sangre sube a mis mejillas, mi estomago salta hasta mis hombros y mis piernas pretenden llegar al centro de la tierra, ¡¡¡convulsión!!!!!  Y un espasmo…. Es demasiado,  me tapo la cara con las manos sin poder evitar el gesto de esconderme para intentar que no me vea, que no vea el deseo y la disposición que tengo ante su cuerpo. Y me preguntan

-¿Que te pasa?

-Un sofoco, será el periodo-, invento… -no se, como lo tengo tan extraña últimamente- y hablo y hablo del periodo, se lo creen. Ya no me atrevo a mirarle, sigo con mi historia sobre la menstruación. ¡Menstruación! Bueno me ha salvado.  Cada vez que viene a nuestra mesa me taladra con la mirada… –bueno ya vale,  esto es absurdo. Se acabo-  Terminamos de comer y nos vamos mientras él sonríe y se despide de mi con su cuerpo alerta, siento su energía disponible  y sus manos abiertas para recogerme, y su pecho que se eleva como el mío. Y mientras me alejo siento su mirada en mi nuca y vuelvo a imaginarle erguido en el paisaje,  sin ir a ninguna parte…con su sonrisa dulce. Hoy  acampará allí, y esperara a que con la llegada del nuevo sol yo vuelva a refugiarme a la sombra de esos pequeños árboles… Él no va ni viene a ninguna parte, yo si…. Tendré que regresar. Regresar a la tierra de mi dulce Masai.

viernes, 27 de mayo de 2011

PARADOJAS

Sonríe...


SIN LA MIRADA AJENA


ISABEL

He llamado varias veces a Elisa pero no responde. Es extraño, ella contesta siempre a mis llamadas. Es la primera vez desde que volvió que no lo hace. Tal vez este ocupada, o no lo escuche, o… no se que pensar… tampoco sé porque me preocupo. ¡Elisa y sus silencios!

Entra un mensaje en mi móvil  -Estoy triste-. Vuelve a ser la Elisa de siempre, concreta y escueta. Siempre he admirado la capacidad que tiene para definir las cosas con muy pocas palabras, solo las precisas. Es un don no perderse en los discursos. Yo me pierdo entre las palabras, no he conseguido aprenderlo de ella. En el colegio cuando la profesora necesitaba saber algo de la clase siempre, siempre,  preguntaba a Elisa. Elisa lo expresa todo con sus silencios. Es capaz de transmitir lo que siente o lo que piensa tan solo con el movimiento de su cuerpo. Podría decir que su silencio es pura melodía. ¿Veis? Ya estoy enredándome con las palabras…

Vuelvo a llamar…. No responde. ¿Para que me dice Estoy triste si no va a hablarme? ¿Me preocupo? ¿Permanezco alejada esperando a que ella llame? No se que hacer.  No se porque no se encuentra bien. Todo marcha. Cada día esta más fuerte, más segura, más feliz, mas convencida de su vida, entusiasmada con todo lo puede hacer. ¿Por qué entonces? Tal vez haya pasado algo que yo no sepa… ¿Samuel?  No. Samuel está ahí, lejos, pero  esta… Elisa  quiere que  esté,  ¿entonces?

Cuando éramos niñas. Una mañana mientras caminábamos al colegio Elisa muy seria me pregunto - ¿Qué harías si yo desapareciera? ¿Qué harías si no pudieras verme aunque yo estuviera a tu lado?

Isabel: ¡¿Qué?!
Elisa: ¡Si!, imagina que yo éxito pero tu no me ves... ¿Qué harias? ¿Seguirías creyendo en mí?
Isabel: ¿Existes pero yo no te veo?
Elisa: Si
Isabel: ¿Pero se que estas?
Elisa: Si
Isabel: Pues no se… supongo que seguiría tratándote igual
Elisa: Yo creo que no,  que acabarías por olvidar que estoy ahí. A veces me gustaría que nadie me viera para comprobar si yo sería capaz de seguir viviendo. ¿Serías capaz de vivir sin que nadie te mirara?
Isabel: Pero si nadie me ve ni me mira tal vez no exista
Elisa: ¡Siii! imagina… ¿Serias capaz de vivir sin que nadie te mirara? ¿Solo para ti? ¿Por la propia vida?
Isabel: Ya
Elisa: yo creo que tenemos familia, amigos, novios, creo que nos rodemos de gente para que sea espectadora de nuestra vida. Por que si no tuviéramos gente a nuestro alrededor no seriamos capaces de seguir viviendo. Es como si de nuestra vida hiciéramos un teatro para que los demás lo vieran.  ¿Entiendes? El día que yo consiga vivir sin que nadie me mire creo que ese día seré realmente real.
Isabel: Ya
Elisa.: Si alguna vez tengo novio le pediré que no  me mire
Isabel: Seria mejor que no tuvieras novio, tal vez él no quiera dejar de mirarte
Elisa: Si me quiere, dejara de mirarme, pero no me dejara. No quier tener novio tan solo para tener un espectador constante
Isabel: Ya, Jo Elisa
Elisa: Ya ¿Qué?
Isabel: ¡que tengo que pensarlo! ¡Buffffff!

Ahora he recordado esta conversación. Teníamos 10 años y yo estuve durante días obsesionada con la idea de que Elisa desapareciera o de que a mi la gente no me viera. –-Mami ¿estoy aquí verdad? –Claro- contestaba mi madre. – ¿Tú siempre estarás conmigo, mirándome verdad?- -claro cariño-. Y pensé -Elisa es idiota- Pero mi madre se marchó cuando yo era muy joven, demasiado joven…

Isabel. -Puedes seguir ahí, aunque estés callada yo te veo-, decido mandar este mensaje.

Suena el teléfono.

Elisa: Eres idiota. ¿Te has acordado? Nunca me respondiste a esto.
Isabel: Creo que aún sigo pensándolo
Elisa: Me siento triste. Hoy siento pena por la vida que he dejado atrás. Por el compañero que he perdido, por descubrir que nuestra relación no era como yo la vivía. ¿Recuerdas cuando pensaba que tendría un novio que no me miraría pero estaría a mi lado? No te rías. Pues fíjate si soy idiota. Voy para allá, estoy dispuesta a tomarme no uno, sino varios pisco sawer.
Isabel: Bien.

¡Como me alegro de que Elisa venga! Cuando llegue desapareceremos juntas.

martes, 24 de mayo de 2011

EMPIEZO A ELEGIR YO Y ÉL... TAN SOLO PUEDE MIRAR...



ELISA

No se a donde va mi vida…Hoy siento extrañeza…

Siete de la tarde. Decido que ya es hora de ir a votar. Llevo todo el día dejando pasar hora tras hora para hacerlo. -Después, en un rato, más  tarde, a la tarde…. Ahora-. Pensar, pensar, pensar… ¡¿Dónde está Osho?!

 El colegio electoral está enfrente de mi casa. Exactamente enfrente. Podría saltar desde la terraza y caer en él. Son las siete y decido bajar. Tengo que votar en la mesa 12B. ¡12B! ¡No tengo las papeletas!, el partido al que he decidido votar no las me las ha enviado a casa. No importa. Recorro los 200 metros hasta la puerta del colegio decidida, quiero estar contenta, no me siento segura, ¡pero estoy en mi vida, cada día más!, ¿porque entonces siento ansiedad? -Estoy nerviosa, creo que no respiro bien… pero estoy convencida, estoy preparada aunque me perturbe la situación- Me repito todo esto una y otra vez. Es una de esas situaciones, que vista en una película te hace exclamar -¡Si hombre, que casualidad!- bien, pues en la vida se producen esas casualidades… Entro y allí está,  El Presidente de MI  Mesa Electoral… allí está sentado el que se fue. Parece cansado. Me dirijo a las mesas donde están las papeletas,  nuestras miradas se cruzan y nos sonreímos “tranquilamente”. Me tiemblan las manos… ¡Vaya por Dios! Seguro que cuando tenga que introducir las papeletas se dará cuenta. Las elijo y las meto en los sobres. El sobre blanco no quiere pegar. ¡Mierda!. Saco la papeleta y cojo otro sobre. Espero que no me vea. El sobre blanco vuelve a pegar mal, no importa así se queda. Busco mi DNI y me dirijo a la mesa. Al entrar en la sala no había nadie esperando para votar en la 12B ahora sin embargo hay cola. Espero sonriendo, disimulo mis nervios con aparente seguridad…. Y  llega mi turno. –Hola-  me dice. –Hola- le digo. Le doy el DNI y él me sonríe. Finge leer mi nombre, pero sé que lo dice de memoria. Lo hace como si fuera un nombre más, como uno de los muchos que debe haber nombrado. Y me resulta paradójico. Yo sé que no es así. Que mi nombre tan solo me nombra a mí en su voz. Noto nerviosismo en sus manos, un color extraño y especial en su voz al decir Elisa…. Me nombra con la confianza de años y a la vez con la distancia de la que  ya no es… y noto que  está incómodo, que él tampoco se siente bien, y que como yo, piensa que es una situación increíble, desconcertante,  una broma de la vida. Unirnos en estos momentos de absoluta separación. Unirnos en un momento tan especial como es votar. Uno a cada lado de la mesa, como estamos en la vida, uno a cada lado. Me devuelve el DNI sonriendo… y me abre las urnas. ¡El me abre a Mí  las urnas para que yo vote! Y nuestras miradas se cruzan con la complicidad de la broma, con la certeza de estar viviendo un momento extraño, un momento regalado por la vida no se para que. Un momento común. Ante él yo elijo, elijo libremente lo que quiero, él es el testigo principal y lo único que puede hacer ya, el único poder que tiene es el de facilitar que lo haga. ¡A partir de ahora elijo yo! ¿Será por eso que la vida nos ha colocado a uno a cada lado de la mesa? Mis manos tiemblan mientras introduzco los sobres en las urnas. Intento disimular… y creo que lo consigo.
–Gracias- Me dice. Y yo sonrío.
–Adiós- .
-Adiós- me dice. Y me marcho segura, sin mirar atrás. Y allí le dejo, Presidente de la Mesa Electoral donde he votado. Y salgo a la calle y me siento triste. Y recuerdo esos 12 años de vida juntos… y lo dejo pasar. Intento no volver atrás. Dejar el pasado descansar. Tan solo es el Presidente de la Mesa Electoral donde he votado. Y los 12 años se esconde de nuevo en algún lugar de mí. Y respiro e intento que la ansiedad desaparezca. Y a medida que me alejo del colegio electoral me pregunto: ¿Y ahora donde ira mi vida? Evidentemente no en la misma dirección.  Respiro…

El resultado de las elecciones no me convence…

ISABEL

Cuando éramos niñas era yo la que hablaba sin parar. A penas dejaba pausas para que Elisa contestara.  Elisa me miraba con sus ojos marrones muy abiertos, sin intentar articular palabra. Sabía que era inútil.  Mis monólogos se reflejaban en su rostro. Yo sabía lo que pensaba por sus silencios y su quietud. Cuando lo consideraba oportuno comenzaba a caminar dejándome plantada,  y yo me enfadaba y la seguía…

-¡Elisa!-
-¿puedo caminar y escucharte, puedes tú hablar y andar a la vez?

Y yo me enfadaba. ¡Mis monólogos eran importantes y mi mejor amiga me dejaba con la palabra en la boca y se iba!  Yo corría detrás enfadada. Ella sonreía.

Si Elisa no hubiera emprendido el camino, mis palabras no nos hubieran dejado ir a ningún sitio, avanzar… Hoy ha sido ella la que ha hablado sin parar… Ni una pausa para mi, yo soy silencio mientras la escucho, no me muevo… Se que no debo emprender el camino porque hoy avanzaremos más si ambas nos quedamos quietas…

-El resultado de las elecciones no me convence- me dice Elisa
-Ni a mí.
-Tenemos  que hacer algo… Y Elisa se levanta y se va mientras habla y habla y habla y yo la sigo en silencio…. ¿La verdad? Las cosas están cambiando mucho...

El resultado de las elecciones no nos convence… en realidad es este sistema el que no nos convence...

viernes, 20 de mayo de 2011

LA LIBERTAD



Elisa y yo nos conocemos de toda la vida. Cuando éramos muy pequeñas una profesora nos pregunto en el colegio que queríamos ser de mayor. ¿Isabel que vas a ser de mayor?  Yo muy segura de mi misma  conteste –Actriz- . –Ah, muy bien. ¿Y tu Elisa, tú que quieres ser de mayor? Y Elisa muy serena contesto. –“yo quiero ser libre” y la profesora se quedó con la boca abierta  mirando a Elisa. Ni un – ¡Ah!- para ella. No supo que decir…Pasó al siguiente niño como si Elisa no hubiera contestado nada. Elisa sonrió y miro a sus compañeros buscando  aprobación.

-¿Por qué nadie ha dicho nada de lo mío? Me preguntó al salir de clase…-Es que eso no se estudia en ninguna sitio. ¿Cómo vas a aprender a ser libre? ¿Quién te enseñara? ¿Ya somos libres no?- Le conteste. Elisa me miro muy enfadada. -No somos libres. Y si, si se estudia,  yo voy a aprender y cuando sea mayor seré libre y tú tan solo serás una actriz. –Bueno, eso es lo que yo quiero ser- seguimos caminando sin volver a mirarnos.

Al llegar a casa Elisa le contó a su madre lo ocurrido. Y al día siguen cuando íbamos al colegio Elisa me dijo. -¿Sabes lo que me ha dicho mi madre?- ¿De que? Le pregunté.-De ser libre. Que ser Libre es mucho más difícil que ser actriz y que soy muy valiente por haberlo elegido. Siendo libre podré ser lo que quiera y tu solo podrás ser actriz-. Elisa consiguió enfadarme, enfadarme de verdad. -Pues no me importa porque yo solo quiero ser actriz-. Ese día no nos hablamos, estábamos enfadadísimas. Cada una pensaba que su elección era la mejor. Al llegar al colegio algunos de mis compañeros se burlaron de mí. –Quiere ser actriz,  para eso hay que ser muy guapa, y tú no lo eres- yo me sentí muy mal. Era verdad que yo no era muy guapa, pero no entendía porque les sorprendía mi elección, para mi era mucho mas extraño que quisieran ser abogados… médicos… profesores…. Ser actriz era maravilloso porque podría ser muchas personas diferentes. Al volver a casa Elisa y yo seguíamos enfadadas –Al menos recordaban lo que tú vas a ser de mayor, nadie se ha acordado de lo que yo quiero ser- me gritó Elisa intentando animarme, pero fue mucho peor. -Cuando sea Libre se van a enterar. Cuando sea libre… te ayudaré a ser actriz-

Estábamos viendo la televisión y hablando sobre lo que está ocurriendo en la calle, el movimiento ciudadano,   al ver a toda esa gente sentada en la calle, expresándose, he recordado ese día en el que nos preguntaron en el colegio que queríamos ser de mayor. Se lo he recordado a Elisa  y me ha dado un abrazo.

-Tú ya lo has conseguido. Y yo... Hace casi once meses de mi separación, y ahora empiezo a sentirme libre de verdad. Siento  la soledad como un paso hacia lo que quiero, y hacia quien soy. Respiro bien, camino ligera, intuyo el camino y avanzo alegre. Se que puedo hacer lo que quiera, se que puedo elegir entre un montón de posibilidades… que es real mi vida sin él, que no le necesito, que no le echo de menos, que no está, y no me importa. Que me tengo y me gusto, pero sobre todo, que hoy más que nunca, entiendo el significado de la palabra Libertad. No es externo es interno, La libertad es una sensación en el alma, en las tripas…. Ahora se porque quería ser libre cuando era pequeña, y estoy en el camino de conseguirlo. ¿Recuerdas que me decías que eso no se estudiaba en ningún lugar, que nadie podía enseñártelo? No es verdad, se estudia si observa la vida, y te lo enseñan las personas con las que convives.  Es una enseñanza sutil, casi imperceptible, pero cuando quieres apréndelo la recibes. Muchas personas me han enseñado a ser libre a lo largo de mi vida. No con sus discursos sino con sus hechos y sus experiencias. Muchas veces con sus incoherencias,  sus errores. El amor que se fue me enseñó dejándome sola… Tengo que admitir que al hacerlo me recordó el deseo de la niña que fui con siete años. Con el dolor que me ha provocado, con su abandono y su vida, me ha hecho sentir la mayor ausencia de libertad que nunca he tenido, y hoy al despertarme he vuelto a sentir en mí, en mis tripas con mayor intensidad  lo que significa ser libre.

El domingo hay elecciones… mucho movimiento buscando un cambio…. ¿sabes quien es el presidente de la mesa electoral donde tengo que votar? El que fue mi amor. Si, no te rías. ¡El universo tiene mucho más sentido del humor que yo! Todo se mezcla. ¡Que casualidad! Soy libre Isabel. Ahora a ver que hago con ello.  Pensé en no votar por no hacerlo con él. Pero entonces traicionaría mi libertad. Cada día me afecta menos su presencia,  se está quedando atrás. El sueño que tuve con siete años se hace poco a poco realidad y me siento libre. Libre para votar o no… pero por mi.
Seamos libres y actuemos desde ahí, y que pase, lo que tenga que pasar.



lunes, 16 de mayo de 2011

DESEO, ABSOLUTO DESEO


ISABEL
Escucha  esto Elisa… “No te preocupes por hacer realidad tus sueños… ocúpate de hacer realidad tu vida”

ELISA
Me gusta

ISABEL
Busca un camino de arena…. Si, de arena.

Yo buscaré un camino de arena. Creo que es mejor que el polvo manche mis zapatos. Últimamente he caminado caminos de asfalto y al llegar, mis zapatos estaban tan limpios que  parecía que no hubiera caminado. El cuerpo si mantenía la información del esfuerzo, pero el paisaje apenas cambiaba, y mis zapatos permanecían limpios. Hoy voy a buscar un camino de arena. Me acuerdo de mi abuela. Algún día te contaré lo que me enseñó.

Seguramente habrá piedras, socavones, desniveles, pendientes… seguramente será un camino irregular el de arena. Habrá polvo, ensuciará no solo mis zapatos, ensuciará mis piernas, mi ropa, mi pelo. El paisaje variará en el verde, en el marrón, en el azul, los colores de la naturaleza. Si tengo suerte encontraré montañas. ¡Me gustan las montañas! Y me cansaré. Y tal vez me pierda porque en esos caminos no hay señales, solo posibilidades y opciones a elegir. Y caminaré a mi ritmo porque no habrá prisa por llegar a ninguna parte, y cuando lo haga, cuando llegue... descansaré para volver a caminar. Si buscaré un camino de arena Elisa…

ELISA
Siempre pensé que a los 44 años tendría muchas respuestas, y para mi asombro lo único que tengo son muchas preguntas…

ISABEL
¿Denso, no?  Luego me cuentas de Samuel… y de ti

ELISA
¿Por qué luego? ¡Ahora! Le echo de menos. ¡Cómo le echo de menos! Mi cuerpo le echa de menos.

Llevaba casi once meses sin pensar en el sexo. Para mí el sexo estaba unido al amor. A mi amor… al amor que se fue y  dejó a aturdido a mi cuerpo, perdido en su costumbre. Llevaba once meses  sin sentir mi cuerpo vivo, deseoso de amor o de caricias.  Las caricias pasadas, los besos y  el desamor estaban demasiado presentes. Todas las palabras desalentadoras sobre nuestro amor y nuestro sexo me abrazaban tan fuerte que  mi cuerpo era incapaz de reaccionar... No me fijaba en los hombres. No estaban en la misma realidad  que yo… sólo el recuerdo de mi amor, sus ojos, sus manos… su voz, su cuerpo…. ¡Voy a respirar!

Ahora, cada día está más lejos.  Siento que se pierde en el presente y que pasa a ser pasado, que ya no es mi amor, ya no es el que era mi amor, ni siquiera es el que se fue. Hoy aún no se como definirlo, ¿que nombre tendrá en mi vida Isabel? ¿Cómo le llamaré? No… no lo digas… (Elisa sabe perfectamente como  le llamaría yo)  La verdad es que no quiero definir nada… no quiero nombrar... seguramente sólo tendrá su  nombre propio…. Quizás… No lo se. ¡A la porra!   Ya no forma parte de mi cuerpo. Ya no me abrazan sus brazos ausentes, ni escucho sus susurros, ni siento sus besos ni sus caricias. ¡Hoy mi cuerpo es mío! Ya no está dentro, lo he tenido tan dentro que se ha perdido en mí. Espero que se que acomode y se quede ahí, como un recuerdo de algo maravilloso y feliz, un amor que fue grande para mí. Pero mi cuerpo ya no le añora, no le desea. Al contrario ¿sabes que sería incapaz de tocarle? Desde la noche de San Juan no he vuelto a tocarle, ni siquiera le he rozado ni he permitido que él lo haga. No le deseo, no le recuerdo dentro, no recuerdo sus caricias ni sus besos, ni sus manos. Mi cuerpo llama y desea a otro nombre, y puedo nombrarle… ¡y me siento bien y libre!

Samuel se ha impuesto vigoroso y firme ante ese desamor. Y echo de menos sus labios, y sus manos, y su cuerpo, y su risa….y le deseo. ¡Sí, no me mires con esa cara Isabel! Yo también estoy sorprendida de la rapidez con la que mi cuerpo se ha despertado y ha conectado con otro. Doce años haciendo el amor con la misma persona, y después de once meses, mi cuerpo desea lo nuevo, lo impredecible, lo desconcertante….

Samuel está lejos. Al principio me gustó que así fuera… pero ahora le deseo y no puedo tenerlo. Y aquí esta mi mente otra vez dirigiendo el asunto. Conseguí acallarla mientras hacíamos el amor. Solo mi sexo estuvo presente, sólo mi cuerpo. Por eso fue  fácil y amoroso el contacto con él. Ahora la mente quiere más y me inquieta y me mete prisa. Lucho con la sensación de deseo descontrolado, con la ansiedad de mi cuerpo.  Trato de imponer la belleza de la espera, el disfrute de lo vivido, y la realidad de lo que es. Y la mente me habla y dice -Estuvo bien, muy bien, más, más, más-. Y mi ser sonríe y le dice -sí, habrá más-. Llegará, pero mientras lo hace disfruto del placer de esperar… y lucho a través de la rendición ante lo que es Deseo, absoluto Deseo

Hace unos meses un amigo me acompañó a comprar un “juguetito”  pero el desamor y la tristeza no me animaron a usarlo. Ahora la presencia de ese hombre es tan fuerte que tampoco me anima…. ¡Gasto tonto!...de momento.  Prefiero esperar… esperar sus manos…. ¡Dios! Me callo. Como Carmen dice … juega… juega… y mi cuerpo respira feliz y  tranquilo mientras Samuel llega  hasta él… y jugamos…

viernes, 13 de mayo de 2011

¡DIOS MIO, MENOS MAL QUE NO HE DESAYUNADO!


ELISA:

¿Isabel tú meditas?

ISABEL

¿Meditar?
  
Desde los catorce años estoy intentando meditar. No lo he conseguido. No he conseguido meditar como debe hacerse. Es decir: sentada, con la espalda recta, las piernas cruzadas  y los brazos sobre ellas. Conseguir dejar la mente en silencio… imposible. Lo único que he conseguido es ponerme tremendamente nerviosa, histérica. Sentada y preparada, concienciadísima  y… mi mente aumentaba su velocidad de pensamiento y mi cuerpo se quejaba, así no estoy cómoda, así tampoco…. ¿cómo era posible que alguien como yo no lo consiguiera?  Me he esforzado mucho.


He leído. He probado una y otra vez,  nada, es imposible. Alguno de mis amigos, esos que si lo hacían y lo hacían bien me animaba... –Isabel es cuestión de práctica y disciplina-. ¡Ya!. Con los años  descubrí que a mi lo que me iba era meditar en movimiento… si, haciendo cosas. Cocinando por ejemplo.  Cocinando conseguía aquietar mi mente, dejar de lado los pensamiento y vivir el presente plenamente… Alguno de mis amigos, los que si meditaban,  decían….-bueno… eso… no es exactamente meditar…te relaja y ya está- Y otra vez la frustración. ¡Puede meditarse en movimiento, yo lo se!… pero no estaban muy de acuerdo conmigo. –Debes centrarte en la respiración- ¡Vale! Respiraba, respiraba con consciencia, respiraba contando… ¡Dios! y  acababa asfixiándome, de verdad, cuanto más conciencia ponía en la respiración mas me ahogaba.  Así que frustrada dejé de intentarlo, de intentarlo de la manera tradicional. Porque siempre he meditado en movimiento.

En los últimos tiempos entre tus cosas, Elisa, y las mías, que tampoco han estado muy bien, he necesitado meditar. Ahora no por pensar que es bueno, o que se debe… no, si no  porque lo necesito, porque mi mente me ha cansado. Porque cuanto mas pienso mas me alejo de la verdad de las cosas. Porque gasto energía en pensamientos que no me conducen a nada, que no me aportan, que me distraen, que me esconden y me ocultan quien soy en realidad. He sentido la necesidad de meditar de verdad. Estoy leyendo a Osho, ¡maravilloso!, y he descubierto sus Meditaciones en Movimiento. ¡Meditaciones en Movimiento! por fin, más vale tarde que nunca. ¡Hay otras opciones! Entre en su pagina Web y las revisé todas. Son  fantásticas. Hay diferente opciones para que se ajusten a cada uno de nosotros. Te lo recomiendo. Y encontré la mía. ¡Maravillosa!  Whirling Meditación. Sí señor, esta era la mía. ¡Estaba segura! ¿Conoces la danza de los Derviches? Esta meditación esta basada en ella. Giran y giran durante horas entrando en trance. La música, el movimiento, la belleza de esa quietud que no para…. Mire el video demostración. No parecía difícil.

Eran las 9 de la mañana. Mi hija se acaba de ir al colegio. Lo vi varias veces y pensé vamos allá. Hice exactamente lo que me indicaba el video. Comienzas con las manos cruzadas sobre el pecho, saludas, comienzas a girar colocando la palma de la mano derecha hacia arriba y la izquierda hacia abajo, con los ojos abiertos y la cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha. Comienzas girando lentamente y vas aumentando la velocidad. Es fascinante como todo gira a tu alrededor a una velocidad vertiginosa. Mi salón daba vueltas pero yo no me movía. Sentía la quietud de mi centro. Mi centro estaba inmóvil, pero todo a mí alrededor giraba. Iba muy rápido. Era el exterior el que se movía no yo. Tenia que acomodar mis pies y mis caderas para que no me molestaran al girar. Perdí la conciencia del exterior, solo inmovilidad, quietud y NADA. Debía llevar quince minutos girando ¡¿sabes lo que son 15 minutos girando?! Inténtalo… debía llevar ese tiempo y el miedo apareció. Empecé a pensar de repente, sin aviso… tuve dudas, y empecé a perder el equilibrio…. Ya no conseguía sentir firme mi centro. –Bien ya esta bien por hoy. Según el video ahora debo ir recogiendo los brazos y parar, cuando este quieta bajaré  hasta el suelo, tengo que pegar el ombligo al suelo con los brazos extendidos y la cara apoyada  y permanecer un tiempo….no es difícil, lo difícil ya lo he hecho-  Y fui parando, lo tenía todo muy claro… ¡Dios! No conseguí cruzar mis brazos, no baje hasta el suelo,  ¡sino que caí como un saco de patatas!, pero no al suelo, sino contra las paredes, los muebles… era incapaz de encontrar el suelo ¿Dónde estaba?.. No dejaba de golpearme con todo lo que tenía a mí alrededor  mientras me reía y pensaba… “Dios menos mal que no he desayunado”. Cuando conseguí encontrar el suelo y mantener la horizontalidad. Mi estomago recorría mi cuerpo como si no supiera donde ubicarse perdido entre mis costillas, mis piernas, mi boca…  y volví a pensar “Dios menos mal que no he desayunado” permanecí en el suelo bastante rato, no por elección, era incapaz de moverme, imposible…. cuando conseguí sentarme estaba hecha polvo, mareada, palida, aturdida…. pero feliz porque había girado. Lo había conseguido, y te aseguro que durante esos quince minutos logre acariciar lo  que sienten los Derviches. Quiero danzar así….

 Os dejo este video, y si lo intentáis,  por favor ¡hacedlo con el estomago vacío!