jueves, 29 de octubre de 2015

SUEÑO


Siento un leve cosquilleo y entonces ocurre. Es una sensación que nace del estómago y recorre todo el cuerpo. Entonces la sucesión de imágenes soñadas pasa ante mí, rápida. Sé, entonces, que el sueño está presente.

Los sueños me han traído hasta aquí. Hasta hoy. No son parte de mí, soy yo. Todo lo que soñé cuando era niña se ha hecho realidad. He hecho realidad los sueños. No sé si esto me ha hecho más libre, o por el contrario me ha tenido ocupada trayendo a esta vida lo que dormía en mi estómago. No lo sé. A veces dudo. Cierro los ojos e intento ver si mi día es un día real o un día soñado. Creo que lo que vivo es la imagen de lo que sueño, entonces tengo ganas de sentarme en esa piedra, blanca y lisa, caliente y redonda, esa piedra que delimita el camino. Sentarme y dejar pasar el tiempo. Adormecerme en el descanso. Después respiro y siento el aire entrando en mis pulmones, y sé que estoy despierta. ¿Qué hubiera pasado si no hubiera tenido sueños? ¿Qué hubiera hecho si esa sensación no hubiera vivido en mi estómago? ¿sería quién soy? Un sueño es la respuesta a una pregunta que aún no has aprendido a formular. Yo busco esas preguntas y las coloco delante de sus respuestas. ¿Y si no hubiera recibido esas respuestas? Tal vez habría formulado mis propias preguntas.

En los sueños, todo ocurre a la vez y en un espacio de tiempo mínimo. En la vida, todo ocurre por separado y en un espacio de tiempo que se dilata hasta tal punto que a veces no te permite conectar las cosas. La realidad del sueño es inmediata, clara y global, y aun así no la entiendo. Quizá sea por eso. No estamos a acostumbrados a recibir toda la información de golpe, no sabemos entender el todo. Estamos acostumbrados a parcelar, dividir, seccionar y entender poco a poco. Quizá por eso la vida es larga, tiempo, años, meses, quizá por eso. Si fuera del sueño tuviéramos la capacidad de entender al instante, la vida sería solo eso, un segundo ¿Para qué más? Me tumbo, cierro los ojos y duermo. Todo. Abro los ojos, me levanto y vivo. Por partes. ¿Pero cuál es el orden perfecto? ¿Vivo y sueño? ¿O sueño y vivo?

Siento el oleaje en el pecho y el sonido del mar en la respiración. Toda yo soy una caracola. Podría pensar que estoy dormida, que estoy soñando, pero no es así. Estoy despierta, aquí, frente a ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario