sábado, 20 de diciembre de 2014

Tamahai y el don de la facilidad.

Hace unas semanas hable con Elisa de mis dudas sobre “Mi facilidad”, sobre “Mi sencillez” o como bien pueden pensar desde fuera... “Mi simpleza”. ¡Y Elisa se rio!

Anoche me reuní con ella.
-Voy a contarte una leyenda- Elisa sonreía… Es de las que nos gustan...

Una guerrera, Tamahai, perdió el más preciado Don que poseía por darle el valor que los demás le daban.
Cuando Tamahai comenzaba a caminar, poco importaba donde colocaba cada paso. Sus pies se acompasaban, serenamente sin duda y sin descanso. La tierra se hundía bajo su peso en la medida justa para volver a impulsarla hacia adelante. Sabía que tras ella, vigilante, aguardaba su espada. Ella poseía El Don de la Facilidad, sin embargo, este amanecer, no fue capaz de clavar su espada en una tierra húmeda y porosa. Una tierra que la acogía amable. La tierra se abría para atrapar la cola de su falta, sin embargo, la espada había rebotado como lo hacía el balón cuando lo arrojaba sobre la tierra de niña. Tamahai entonces, siguió caminando y dejo atrás el arma. Pisadas sobre tierra húmeda. Pisadas sobre la nieve, sobre la hierba, sobre el agua. Cuenta la leyenda que ella no dejo de caminar hasta que hubo recuperado su don. Cuando lo hizo, ya no tuvo nada que hundir en la tierra, a pesar de que su fiel espada, nunca dejo de seguirla.

1 comentario:

  1. puedo estar errado, seguro que si, pero no quiero que pienses que la globalización es capaz de acabar con la idiosincrasia del individuo.

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