Paso por este lugar muy a menudo. Es una plaza bulliciosa
porque en ella esta la estación de Atocha y el museo Reina Sofía. Sus cuatro
cruces me fascinan. Sobre todo el que yo utilizo más; La esquina del museo.
Para mi es una pequeña muestra del mundo. Cuando paso por allí, el tiempo se
detiene y los 40 o 50 segundo que puedo utilizar para cruzar se convierten en
horas. En un instante percibo todo, puedo ser capaz de ver y sentir muchas
cosas a la vez…. Eso creía...
Esta mañana he salido pronto porque íbamos de viaje a la
Coruña. Aunque era temprano ya había mucha gente, mucha actividad. Fije mi atención en el primer semáforo, lo he
mirado muchas veces… espero al verde para pasar, y sin poner intención he visto el agujero que tiene en la cabeza el
muñequito rojo cuando esta encendido. La selección la ha hecho mi cerebro, no
yo, no me había fijado antes. -¡Esta roto!- He pensado, ¿llevara mucho así?
Cabeza hueca…. Roja…. Y no he podido evitar pensar en las señales…. Tengo la
cabeza hueca cuando se me prohíbe,
cuando se me dice lo que puedo o no puedo hacer… mi cabeza se convierte
en un espacio vacío…. La señora de mi derecha me mira y yo la sonrío ¿me he reído
en voz alta? ¡Me he hecho gracia! Y he pensando en Fernando diciéndome…”Gaudi
no seas tan intensa”. Y entonces lo
entendí… volvió la intensidad Fernando... volvió.
La física cuántica dice que todo ocurre a la vez pero
seleccionamos aquello que queremos vivir, aquello de lo que queremos ser conscientes,
la selección es inconsciente la mayoría de las veces. Mientras cruzaba la calle
lo entendí: ¡La vida es como la televisión a la carta!. Podemos elegir los
programas que vemos, tenemos el mando… tenemos poder para mirar lo que deseamos,
para desechar lo que NO, algunos lo
saben y saben como utilizar ese mando, otros no.
Todos tenemos el mando de nuestra a televisión a la carta
pero no sabemos como usarlo.
Empecemos a tocar los
botones, a mirar, y a ver que pasa.
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