jueves, 11 de abril de 2013

ISABEL. EL VUELO DE LA MARIPOSA




Hace mucho tiempo, un día me desperté y encontré una sensación nueva revoloteando en mi estomago. Era la certeza absoluta de que algo sorprendente iba a ocurrir. De que iba a producirse un cambio inminente, renovador, alucinante; un regalo de la vida. Esa sensación se instala en el estomago. Una vez que lo hace, ya no desaparece nunca. A veces crees que si, que no esta, que se marchó, pero cuando la olvidas, vuelve a aparecer.

No se explicarlo mejor Antes creía que era la intuición, una voz profunda y silenciosa  que venia a avisarme de lo nuevo. Pero lo realmente sorprendente es que la mayoría de las veces, ¡¡¡no pasa nada!!! Nada perceptible al menos, nada que puedas reconocer e identificar con esa sensación. Nada que cumpla esas expectativas. Así pasas años sintiendo que algo va a ocurrir, y lo que pasa es el tiempo.

Me desconcierta. Es una sensación verdadera, si la habéis sentido, sabéis de lo que hablo, la tenéis en el estomago, en las tripas,¡¡¡ Ahora!!! ¡¡¡Esta apunto de pasar!!! Y aparentemente nada pasa.

Yo creo en la magia de la vida. Creo en los milagros que se producen en cada instante. Creo en la existencia de esa sensación y lo que ocurre es que  tal vez no sepa usarla. ¿Alguno de vosotros sabe? He pensado, a veces, que es el aviso para ponerse en marcha, para emprender, para confiar, para realizar los sueños porque en ese instante se harán realidad,  como el aviso del despertador por la mañana para que te levantes. Ese revoloteo en el estomago te dice que es el momento. Y lo que  pienso en estos días, en los que tengo el estomago lleno de mariposas,  es que me he equivocando esperando a que el milagro se produzca esperando a que llegue mi regalo, a que lo fascinante me visite, por que ese milagro, ese regalo, solo puedo realizarlo yo. Como el despertador que suena  cada mañana, pero soy yo la que tengo que apagarlo y ponerme en pie.

Siento revolotear las mariposas en el estomago, y no son porque este enamorada, las mías no son por eso, sino porque tengo al alcance aquello que deseo. Flaquean las fuerzas, por eso le pido a la mariposa que vuele muy alto y  me lleve con ella. Yo voy a ponerme en pie, pero por favor aligérame el peso.

¿Me entiendes?

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