jueves, 28 de abril de 2011

YO, ISABEL


YO, ISABEL

La noche de San Juan recuperé a Elisa. Desde entonces muchas cosas nos han pasado a las dos. Podría decir que son desagradables, o difíciles, o duras, o tristes… Definirlas con palabras poco alentadoras. Las cosas de Elisa son unas, y las mías son otras. Son distintas pero a la vez las mismas. A partir de esa noche ha cambiado  mi vida, la he cambiado yo por obligación, por supervivencia, por respeto, por respeto por mí. Lo hice al reencontrarme con ella.

 He leído mucho en estos meses. He buscado ayuda para ella y para mí en las palabras de maestros lejanos y distantes en cultura y en tiempo. Y he encontrado siempre…

“¿Quieres ser nuevo?    Haz cosas nuevas”   Eric Rolf

Esta frase es una obviedad, ¿Verdad? Lo es, pero se nos olvida.  Tan solo son palabras recogidas por nuestro cerebro y archivadas en nuestro disco duro. Palabras con las que asentimos y decimos: -¡claro!-. Pero claro ¿Qué? Son palabras sin forma en nuestra vida, no se materializan. Frases que no concluyen en realidades.  Intentamos cambiar de vida, renovarnos, madurar, evolucionar, “encontrarnos a nosotros mismos” pero lo hacemos repitiéndonos, imitándonos  sin darnos cuenta…: Yo soy  esto, yo soy así, yo lo hubiera hecho…yo, yo, yo. Y  de esa manera, sin ser concientes, volverlos a donde estábamos. Al compartir con Elisa, al buscarla y buscarme con ella, me he topado con muchas obviedades  pegadas a mí. Bien colocadas, sabidas, si… pero dormidas.  Ahora ni leo, ni escucho, ni miro, ni toco,  ni comprendo con el habito de la costumbre. Intento hacerlo de otra manera… y es sorprendente  lo que ocurre. A veces me asusto, pero al mirar a Elisa y verla valiente, y sentir como me escucha, como se esfuerza por seguir  adelante de una manera nueva e “impertinente”, entonces yo también me siento valiente, yo también  improviso y me sorprendo. Al principio cuesta.  Cuando dudo y siento el miedo me repito:

“¿Quieres ser nuevo? Haz cosas nuevas… Y así lo hago.

Estoy empezando por cosas pequeñas y fáciles, o al menos eso parece ¡os lo aseguro! He estado en Asturias con mis amigos. ¡Gracias a mis amigos!.  Hemos comido mucho y bien, y hemos reído tanto. Yo nunca he probado los bigaros, me recuerdan a los caracoles  y me dan grima… no me he atrevido nunca a comerlos. Mis amigos me insistían…. –si te gustan las almejas, como no te van a gustar, pruébalos - Me parecía tonto pelearme por no probar uno de esos bichitos. Cerré lo ojos... y pensé en la frase… ¿quieres ser nuevo?..  Y lo hice, y efectivamente me gustan, o mejor dicho no me disgustan. ¿Por qué no los probé antes?  De ahora en adelante todo nuevo, no voy a dar nada por hecho. Quien sabe… seguro que voy a llevarme sorpresas muy agradables. No creo que vuelva a comer bigaros pero al menos ya sabré a que saben…


1 comentario:

  1. ... y quién sabe... porque nuca se sabe,aun cuando creemos saber...
    Abrazos a Elisa...para secarla y que entre en calor...

    ResponderEliminar