sábado, 24 de agosto de 2013

SIN NUDO

ISABEL

Había una vez una niña que no era capaz de atarse los cordones de los zapatos. No era capaz de escribir una frase completa. Tampoco  era capaz de dibujar un caballo que pareciese minimamente un caballo. Pero sin embargo era capaz de volar. Podía volar su cometa horas y horas , muy alto, tan alto que desde abajo solo era un cordón que parecía elevarse a ninguna parte. Lo envolvía en su muñeca suavemente y corría con ella montaña abajo. Había una vez una niña capaz de volar sujeta a un cordón muy largo. Capaz de recordar los nombres de todas las personas que conocía. Capaz de saber lo que guardaban en el corazón tan solo al escuchar sus nombres. Ella creció. Y no aprendió a atarse los cordones de los zapatos, ni a escribir grandes frases, ni a dibujar nada que se pareciera a la realidad . Pero lo verdaderamente extraordinario de esta historia, es que a sus padres eso nunca les importó, y la dejaron  crecer volando montaña abajo.

Cuando la miro a ojos y le susurro mi nombre ella sonríe y me da un dibujo. Y no siempre se que es.

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